Turismo y Arqueología en Salta. Montañas sagradas

Arqueología y turismo, dos sectores antagónicos que se unen para resguardar sitios de gran valor patrimonial.

La Arqueología estudia el pasado del hombre. Intenta reconstruir las formas de vida de las sociedades antiguas, investigando tanto los restos materiales que se conservaron hasta el presente como su relación con el entorno natural.

Pero ¿cuál es la relación con el turismo? el Lic Christian Vitry, arqueólogo del Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta nos dice que "en principio son antagónicas porque el turismo tiene un ritmo vertiginoso de desplazamiento y consumo y la arqueología trata de preservar, cuidar y de no revelar aquellos lugares en donde hay importantes hallazgos.

Pero a estas alturas es inexorable la vinculación, la sociedad ha crecido y hay demanda por explorar, y en este sentido la arqueología no puede seguir acorazada cuidando lo que no puede cuidar por falta de recursos".

Por ello desde hace algún tiempo se apunta a la educación "no podemos cuidar o valorar aquello que no conocemos, tenemos que concientizar que en las montañas existen lugares que eran objeto de culto para otras culturas”. Sitios arqueológicos, rutas, que no son huellas de ganado o sendas de arrieros, son caminos trazados por los incas o culturas que los precedieron y caminos históricos de la época de la colonia.

Elementos todos que tienen una importancia histórica, “que son frágiles y sensibles y una vez que se deterioran -a diferencia de los recursos naturales renovables- se destruyen para siempre, no hay vuelta atrás, por ello debemos prevenir, educar", argumenta.

Es precisamente la tarea educacional la que trajo al científico a nuestra provincia en el marco de las 1º Jornadas de Arqueología y Turismo organizadas por las carreras de Turismo y Hotelería de la UTN. Vitry valoró el esfuerzo de la casa de altos estudios ya que los alumnos que hoy se están formando son los que llevarán a la gente a diferentes enclaves turísticos y serán ellos los que formen también la conciencia sobre la preservación de sitios arqueológicos en los viajeros.

Trekking, cabalgatas, escalada, montañismo, actividades de nieve se multiplican en el territorio cordillerano y muchas veces alteran o destruyen elementos patrimoniales, por desconocimiento, causando pérdidas irreparables, por esto la formación de los profesionales del sector es fundamental "la gente arma su carpa junto a una pirca, sacan piedras de ella para asegurar la carpa y no saben que están alterando un sitio arqueológico".

Además de la belleza intrínseca de la cordillera, está la cultura que encierra, "el valor conceptual simbólico del paisaje puede ser un elemento a incluir en los proyectos turísticos, donde no sólo se ofrezca un hermoso paisaje sino también una hermosa historia, plagada de sentido y significado", señala.

En este sentido, el especialista comenta que desde el Museo de Arqueología de Salta, como institución de transferencia de conocimientos, organizan jornadas y cursos para arrieros y pobladores de localidades alejadas que también ofician de guías para los visitantes. Además cuentan con pasantes de comunidades indígenas quienes aprenden a resguardar su patrimonio.

Los niños de Llullaillaco

Encargado del área científica del museo, como montañista realiza mediciones ambientales en la montaña y registra sitios de relevancia "mientras más aprendemos del paisaje, conocemos más y transmitimos mejor. Queda mucho por saber, en la medida que más conocemos sobre un lugar surgen más respuestas y nuevas preguntas sobre un sistema, y así nos acercamos a una verdad".

Es el acercamiento al pasado de la región, a su verdad, el que busca el moderno museo en el que trabaja Vitry que conserva los cuerpos de tres niños incas, considerados los que presentan mejor estado en el mundo. Alta tecnología, cámaras refrigerantes con temperatura, humedad, oxígeno y nitrógeno controlado y un importante staff científico, resguardan a las momias que fueron extraídas de la cumbre del volcán Llullaillaco a 6.739 msnm.

Hoy se sabe que se trata del lugar más alto del orbe donde el ser humano construyó recintos para realizar ofrendas, su hallazgo aportó información valiosísima sobre los rituales incaicos. Los niños y las investigaciones arqueológicas de la montaña, constituyeron parte de la conferencia que brindó el arqueólogo en la UTN.

La expedición al volcán se realizó durante 13 días en 1999. El equipo interdisciplinario trabajó sobre la plataforma en la que hallaron los 3 cuerpos momificados por congelamiento natural acompañados de un centenar de objetos que constituían su ajuar en el viaje al más allá. Abajo un amplio operativo se había montado para esperar el importante hallazgo, un camión refrigerado, era apenas un detalle del proceso al que someterían a las momias.

Diversos estudios a la luz de varias disciplinas se iniciaron en el momento, así se comprobó que los incas colocaron a los niños en una plataforma y luego los taparon con tierra, los órganos internos estaban en perfecto estado, las edades -una niña de 6 años denominada La Niña del Rayo, otro de 6 años y medio -el Niño- y una adolescente de 15- llamada la Doncella; también se supo la antigüedad de los entierros, alrededor de 500 años, en la época de apogeo de los incas antes de la llegada de los españoles.

"Hay gente que piensa que hemos saqueado a los incas, que los cuerpos se deberían devolver, incluso hay comunidades que se han organizado a partir del hallazgo y están revalorizando viejas usanzas como llevar ofrendas a los sitios sagrados para sus ancestros" comenta Vitry.

La ascensión de 1999 fue siguiendo una hipótesis pero no se sabía qué encontrarían, la polémica posterior ayudó a que el Estado se hiciera cargo del patrimonio y puso en el tapete temas como la idiosincrasia, la cultura y la identidad de estos pueblos. "hay un proceso de reconstrucción identitaria, de resguardo del patrimonio, ahora no se puede ir a excavar en la montaña ya que hay leyes que lo prohíben, esto es parte de la protección, dice Vitry, aunque recalca que el mayor control es la educación.

Los sacrificios humanos despiertan gran interés en el público, no pueden entenderlos con la óptica de esta cultura, "las crónicas españolas relatan que les daban de beber alcohol de maíz y una vez que estaban dormidos los tapiaban. Esto coincide con las investigaciones ya que los 3 cuerpos no presentan signos de violencia en ningún sentido. A diferencia por ejemplo del niño del Aconcagua que tiene una fractura en el cráneo y de otras momias encontradas en el país con signos de estrangulamiento, o con heridas punzantes; aún no se sabe a qué respondía la muerte en cada caso".

Para los Incas, las montañas eran "apus" deidades o moradas de los dioses en las que construyeron sitiales para realizar ofrendas. La significación que hoy le atribuimos es diferente a la de aquellos primeros habitantes, sin embargo comprendiendo su cosmovisión podemos resguardar un patrimonio cultural que se percibe frágil.

Christian Vitry no tiene todas las respuestas y fiel a su trabajo nos deja muchas preguntas. Algo nos quedó claro, es la praxis humana -en determinada sociedad y en un momento histórico- la que transforma en significante un fenómeno dado . Después de conversar con él, podemos recuperar el sentido que los incas le daban a la montaña, y también considerarlas sagradas. Tania Abraham - turismo@losandes.com.ar

Fuente: Página 12 Turismo
http://www.losandes.com.ar/notas/2009/11/15/turismo-456911.asp