Durante diez días, las calles de Salta se perfuman con diez mil claveles rojos y ocho mil flores blancas para recordar un milagro de 1692, cuando un terremoto despertó la fe de los salteños. Es la segunda peregrinación del país.
Patronos. La Virgen del Milagro y el Santo Cristo Crucificado son las imágenes tutelares de la ciudad de Salta. El terremoto que dio pie al famoso milagro de la Virgen sucedió el 13 de septiembre de 1692, exactamente cien años más tarde de la llegada de la escultura a la ciudad, luego de haber sido transportada a América por un barco que naufragó en el puerto del Callao. Desde allí fue transportada hasta Salta a lomo de mula por el Camino del Inca. Junto con ella, había llegado otra Virgen del Rosario, destinada al Convento de Santo Domingo, en Córdoba.
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Cada 15 de septiembre, tras nueve días de oraciones, 150 mil devotos, autoridades y curiosos hacen su mea culpa en una procesión que corona la gran fiesta sacra de los salteños, la peregrinación de la Virgen del Milagro, la segunda caminata eclesiástica más importante de Argentina, tras el primer puesto que logró la venerada Virgen de Luján. El milagro en cuestión nos lleva al año 1692, cuando un terremoto devastador sepultó a la ciudad de Esteco, el 13 de septiembre, para castigar a los salteños por los cien años que la imagen del Señor Crucificado llevaba oculta entre los arcones de la catedral. La escultura, que había sido donada por un ex obispo de Tucumán, nunca había tenido un altar. Cuando el terremoto sacudió la fe y la pereza de los salteños, sólo la Virgen María quedó intacta. Más aún, el rostro adoptaba un nuevo color cada día, suceso que José Carrión, vidente y jesuita, interpretó como una señal: los temblores cesarían al exhibir el Cristo. En 1902, el papa León XIII concedió la Coronación Pontificia de la Virgen del Milagro. Hoy, diez mil claveles rojos y ocho mil flores blancas perfuman su paso por Salta.
Fuente: Perfil Turismo
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0405/articulo.php?art=17210&ed=0405